13.9.11

Nietzsche y Schopenhauer

(...) La irritación y las contrariedades de naturaleza personal suelen adquirir fácilmente en la gente joven un carácter general, por poco inclinada que ésta sea la rebeldía. Por aquel entonces, a causa de algunas experiencias dolorosas y sintan siquera un recuerdo agradable... Ahora, imagínese cómo debió de impactarme la lectura de la obra principal de Schopenhauer (El mundo como voluntad y representación) en tales circunstancias. Encontré un día este libro precisamente en el Antiquariat del viejo Rohn. Ignorándolo todo sobre él, lo tomé en mis manos y comecé a hojearlo. No sé qué especie de demonio me susurró al oído: "Llévate este libro a casa"...
Una vez en casa, me acomodé con el tesoro recién adquirido en el ángulo del sofá y dejé que aquel genio enérgico y severo comenzase a ejercer su efecto sobre mí... Desde aquellas páginas me miraba el ojo solar del arte... Me asaltaba un violento deseo de conocerme, de socavarme a mí mismo...
Durante catorce días seguidos, me esforcé por no acostarme antes de las dos de la madrugada y levantarme sin dilación alguna a las seis en punto. Una constante excitación nerviosa me dominaba a todas horas...



Nietzsche y el descubrimiento que realizó de Schopenhauer a finales de 1865.